El tren de la felicidad de ZP

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Ya nos parecen muy lejanos aquellos tiempos en los que la economía española marchaba a toda máquina. Pero apenas han pasado 5 años desde entonces. Y la vida de millones de españoles ha cambiado radicalmente.


Muchos españoles, absorbidos en esa euforia de progreso comenzaron a dejar de lado las cuestiones realmente importantes a valorar de nuestros gobernantes, como la capacidad de gestión, la eficiencia etc., para comenzar a preocuparse únicamente de cuestiones arbitrarias. Pensaban que nuestra locomotora seguiría avanzando imparable independientemente de quien fuera su maquinista. Y es precisamente en este contexto cuando hace acto de presencia por primera vez José Luís Rodríguez Zapatero a bordo de su tren de la zetalicidad y buen talante. Los españoles inmersos en el éxito económico de la política del PP empiezan a percibir la situación económica como algo normal, se pierde la noción de que no muchos años atrás la situación económica eran bien distinta, aquella de la cual venia Pedro Solbes.
No hay más que recordar que cuando el PP llegó al gobierno por primera vez, la tasa de paro era similar a la actual y el gobierno tuvo que pedir un préstamo para poder pagar las pensiones, aquellas que el PSOE prometía seguir subiendo y subiendo, incluso con una seguridad social ya en quiebra.

A pesar de todo Zapatero consigue extender entre la población esa nueva sensación de felicidad ciega que él es capaz de trasmitir. Los españoles ya no priorizan la economía a la hora de decidir su voto, la locomotora tira muy bien. Se fían de la propaganda, Zapatero promete el pleno empleo, las mejores infraestructuras de Europa, etc. ¿Por qué entonces votar al PP? Muchos deciden subirse a su tren, cada vez más y la máquina de éste comienza a andar, es potente, avanza, el PP se la acaba de entregar bien engrasada, a punto.

Pero a medida que pasa el tiempo la falta de decisiones, de actuaciones, de reformas para hacer frente a los inconvenientes del viaje, hacen que esta vaya perdiendo potencia, velocidad y casi sin que nos demos cuenta la máquina comienza a fallar. No hay potencia suficiente para tirar de todos, se hace necesario soltar algunos vagones. Por supuesto, se comienza por los de atrás, y cada vez se sueltan más, para que la máquina a duras penas pueda seguir andando. Su maquinista desconcertado no entiende que ha pasado, como ha llegado a esta situación y sólo mira hacia delante con la esperanza de que una buena cuesta abajo le devuelva la velocidad perdida.

Cada vez hay más gente en nuestro país que no viaja en el tren de la zetalicidad de ZP, algunos se han bajado, otros simplemente los han echado y los demás nunca decidieron subirse a él. Y es ahora cuando todas esas gentes abandonadas en vagones sin rumbo ni futuro se preguntan si es necesario pensar más en el bolsillo a la hora de votar y menos en la pancarta y el populismo. Ya fueron advertidos en las últimas elecciones generales, pero claro, entonces todavía había sitio en el tren de la zetalicidad, aún se viaja bien, confortable, ¿Por qué entonces pensar que nuestro vagón se pudiera soltar?, mejor no pensar en eso y claro para ello mejor no escuchar.

Pronto tendremos una nueva cita con las urnas, las elecciones europeas y es aquí donde tendremos de nuevo la oportunidad de decidir quienes deben dirigir nuestro tren. Entre el equipo de Mayor Oreja o el de López Aguilar. Entre la política que llevó Rodrigo Rato o la de Pedro Solbes. Entre la gestión o la propaganda. Deberíamos pensar con quién fue mejor, y entonces decidir, aunque eso muchas veces no suceda.



One Response to “El tren de la felicidad de ZP”

  1.   engracia Says:

    acabo de leer el tren de la felicidad jajajajajajajajajajaj todavia me estoy riendo del contenido,de verdad crees lo que escribes? es preocupante si de verdad lo crees, que tengamos una juventud tan manipulada.,a estas alturas con la formación que muchos teneis aún hoy puedas creer al partido popular,y a sus razonamientos, retrogrados .

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