2 febr. 2012

Buscando el peligro (VIII)

Author: abraham | Filed under: Relato

Llevaban un par de días avanzando bajo la lluvia y no parecía que la tormenta fuera a darles un respiro en las próximas horas. Ninguno de ellos era especialmente comunicativo y el ambiente ayudaba en que apenas se hubieran pronunciado una docena de palabras en lo que llevaban de día. Ishikawa Sei abría la marcha y de vez en cuando trataba de calmar a los kami, pero no había manera de detener el aguacero. Por suerte aún le indicaban hacia donde debían avanzar, y si sus ojos no lo engañaban esa noche la pasarían a cubierto: en la siguiente loma se alzaba un pequeño pueblo. Hizo una señal a Yamamoto Ichirō y el líder de la expedición espoleó a su montura para ponerse a su lado.
– ¿Creéis que sería prudente tratar de conseguir alojamiento en alguna de esas casas?- preguntó el joven.
– El camino rodea la colina, pero no veo inconveniente en tratar de dormir secos – le respondió Ichirō.
Una hora después se encontraban confortablemente instalados dentro de una de las casas. El alcalde de la aldea los había recibido correctamente, ya que enseguida distinguió al gran héroe, y ahora conversaba amigablemente con ellos sobre el estado de los caminos.
– Tenemos suerte que formidables samuráis como vosotros patrullen los caminos, somos afortunados de vivir cerca de Shinhōji.
– Me alegra oír de que no tenéis ningún problema en la región. Nuestra tarea nos empuja a buscar cualquier indicio y resolverlo.
– Pues lo máximo que puedo deciros es que os tocará viajar durante más días, pero la gente os lo agradecerá – le respondió el aldeano.
– Vuestra hospitalidad es tremendamente agradecida – intervino Sei -. Cumpliremos con nuestra obligación de proteger nuestras tierras.
La conversación se interrumpió cuando otro campesino irrumpió en la sala acompañado de una samurái que vestía el emblema de la Escuela de la Magia. Primero todos se sorprendieron, luego siguieron las presentaciones formales y los saludos de rigor.
– Mi nombre es Ishikawa Noriko – dijo la mujer recién llegada -. Mi camino me lleva de regreso a Shinhōji.
– ¿Puedo preguntaros si es urgente vuestro regreso? – le preguntó Ichirō -. Vuestra ayuda en nuestra misión sería muy bien recibida.
– Podría enviar un mensaje a la ciudad informando a nuestro señor Matsu – le respondió mientras parecía dudar -. No creo que ponga inconveniente alguno en que obedezca la petición de su hatamoto.
– Yo mismo me encargaría de ello, si me lo permitís señora – se ofreció el alcalde -. Ahora mismo ordenaré que os traigan papel, tinta y pinceles – y se retiró servicialmente sin que nadie se opusiera.
– Ahora que estamos solos, ¿podrías informarnos si te has encontrado con algún contratiempo en el camino? – indagó Ichirō -. Nuestro cometido tiene que ver sobre un posible enemigo cerca de estas tierras.
– Todo lo que puedo contaros, me parece que no son más que rumores y cuentos para niños. En mi camino no me he encontrado nada fuera de lugar, pero si el señor Matsu os lo ha encargado, entiendo que es sumamente importante y peligroso.
– Podría deciros lo mismo que se especula en palacio, que me aburro, que necesito volver a los caminos o incluso que he perdido el favor de su señor, pero eso sólo serviría para insultar vuestra inteligencia. Sei puede contarte mejor que yo cual es la razón de este grupo.
El joven miró a los ojos de Noriko y su voz no fue más que un susurro.
– Los cuentos tienen razón, los Corruptos han regresado a estas tierras.

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