7 febr. 2012

Buscando el peligro (XIII)

Author: abraham | Filed under: Relato

La primera parte del camino no había resultado difícil y había llegado el momento de tomar una decisión: aproximarse rápido y frontalmente al enemigo o tratar de pillarlo por sorpresa dando un amplio rodeo. Durante el trayecto, Tanaka Zakuo, Ishikawa Noriko y los dos hombres del pueblo se habían decantado por la primera opción, argumentando que un ataque directo les permitiría golpear rápidamente y sin haber acumulado el cansancio de la subida. Por otra parte, el resto creía que era mejor una posición ventajosa y tratar de pillar desprevenido al enemigo a costa de un esfuerzo mayor. Ichirō aún no había declarado su posición, aunque tenía bastante clara la decisión a tomar. Por una parte era hombre de acción, y más si se trataba de acabar con criaturas corruptas, pero reconocía una ventaja táctica cuando se le presentaba. Además, como tampoco sabían exactamente con qué se iban a encontrar, había decido abogar por subir por el difícil sendero. Cuando lo comunicó, nadie protestó abiertamente la decisión, todos sabían que fuera cual fuera el camino a tomar, el destino iba a ser el mismo: el campamento enemigo.
Tardaron horas en llegar a la cumbre y desde ahí otearon el recinto que se había instalado. Quedaba a cierta distancia, pero podían observar siluetas humanas moviéndose alrededor de la entrada de la cueva. Después de no perder de vista sus acciones durante unos minutos vieron llegar a otra figura que cruzó la empalizada y se movió entre las demás, haciendo volar su oscura túnica. Sólo unos segundos les bastó para determinar que aquel era el líder del grupo. Lo que no fueron capaces de ver en ningún momento fue a los demonios de los cuentos.
Pero que no los vieran no significa que no estuvieran ahí, más cerca de lo que pensaban, acechándolos desde detrás de la maleza, preparados para saltarles encima en cuanto tuvieran la menor oportunidad. Y esa oportunidad les llegó cuando el grupo empezó a descender por la ladera, sin apenas sujeciones donde agarrarse, sin protecciones donde esconderse, sin contar con la ventaja de una posición elevada. Esa se la reservaron para ellos cuando saltaron desde su escondrijo, todos ellos un amasijo de negro pelo, fuertes músculos, afiladas garras y puntiagudos colmillos. Y corrupción y podredumbre, por partes iguales y en gran cantidad; el don del Oscuro había sido generoso con ellos.

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