29 gen. 2012

Buscando el peligro (VI)

Author: abraham | Filed under: Relato

Kawasaki Takayuki gozaba de su tiempo libre paseando por las calles de la ciudad que se había levantado para cubrir las necesidades de aquellos que vigilaban de cerca el Segundo Sello. Al principio, solo pasaban algunos mercaderes ambulantes o tenderos que se estaban una temporada y luego marchaban, pero a medida que se comprobó que la seguridad ejercida por los clanes presentes aseguraban la tranquilidad de la zona, todo un nutrido grupo de artesanos se había aposentado para cubrir las necesidades específicas de los hechiceros y monjes, trayendo consigo materiales de buena calidad que no se venderían en otras partes del mundo por falta de compradores interesados.
La seguridad del Segundo Sello se había puesto a prueba, de manera intensa en dos ocasiones, cuando Corruptos que habían logrado escapar de la guerra, o que se habían filtrado a través de las rituales invocaciones de los seguidores del Oscuro, habían atacado para romper el Sello y abrir nuevamente el portal hacía las Regiones Internas. En ambos casos el asalto había sido repelido y la integridad del Sello no se había visto comprometida, pero en ambos casos hubo numerosas víctimas, algunas de ellas colaterales. Aquello había hecho desistir a la gente asentarse demasiado cerca y por ello la ciudad se había creado a cierta distancia, dejando la pequeña fortaleza de los Guardianes del Segundo Sello como única edificación.
Durante el segundo asalto, el abuelo de Takayuki, Kawasaki Naomichi, participó dirigiendo uno de los batallones de la Escuela de Magia y cayó después de destruir decenas de Corruptos. Su contribución ayudó en gran medida a ganar la batalla y muchos ciudadanos lo aclamaron como héroe, honorando así a la familia Kawasaki.
En ese soleado día, Takayuki se disponía a regresar a su casa cuando decidió ir a rendir homenaje a su ancestro en la pequeña capilla que tenía en la ciudad. Antes de pasar por debajo del arco de entrada, se lavó y purificó, concentró sus pensamientos y se dirigió a dedicarle unas oraciones. Mientras se encontraba arrodillado ante el pequeño altar, escuchó como otra persona avanzaba hacia él. Pensó que debía tratarse de algún otro familiar o ciudadano que iba a acompañarlo en las plegarias y continuó sin prestarle más atención.
Cuando terminó y se levantó, vio que el otro hombre seguía ahí. Tenía aspecto de ser uno de los comerciantes de la ciudad, quizás algún descendiente de los hombres que había salvado su abuelo. Al pasar por su lado, éste levantó la mirada y le habló.
– Encantado de conoceros, Kawasaki Takayuki – su voz era refinada y culta y sus ojos escondían una pequeña sonrisa. Antes que Takayuki contestará prosiguió hablando –. Me preguntaba si podríais hacerme un favor.
– ¿En qué podría yo serviros? – respondió el asombrado Takayuki. ¿Quién era ese hombre y que pretendía obtener de él?
– Sólo necesito una cosa vuestra, mi señor, con poder ver unos segundos más vuestro rostro me conformo.
– No entiendo como eso puede ayudaros.
– Ni falta que os hace – dijo una tercera voz proveniente de una sombra tras Takayuki mientras taponaba su boca con una mano y con la otra lo degollaba.

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